Baño almohade descubierto en el Bar Giralda de Sevilla
En pleno centro de Sevilla, en la calle Mateos Gago, se encuentra el Bar Cervecería Giralda. Cuando sus propietarios decidieron realizaron una reforma, debieron llevar a cabo ciertas catas, debido a su cercanía al palacio Arzobispal. Los encargados de las investigaciones fueron el arqueólogo Álvaro Jiménez Sancho y el arquitecto Francisco Díaz Martínez. La sorpresa surgió cuando apareció la primera lucerna del hammam. Se sospechaba que el bar pudiera contener un baño y ahora, por fin, se puede confirmar: se trata de un baño andalusí datado en el siglo XII.
A lo largo del año 2020 arqueólogos, científicos y especialistas realizaron diversos trabajos con el fin de poner en valor el baño y llevar a cabo una delicada restauración. De esta manera se fue eliminando las capas de enlucido del siglo XX al mismo tiempo que se iba descubriendo la belleza del baño y sus pinturas, que en su origen recubrían el hammam de manera integral.

Cuando acabaron la restauración y supe que iban a abrir el bar Giralda, avisé a mis «padres andalusíes» Mario José y Rosa. Quedamos en la plaza Virgen de los Reyes. Mario, como buen arquitecto, se presentó con planos y dibujos. Como siempre, lo primero que fijó fueron los puntos cardinales. Lleno de entusiasmo, fue situando la entrada al hammam y las salas. Con ellos puedo compartir la pasión de estar caminando y sintiendo al-Andalus a mi alrededor. Mario José tiene la capacidad de visualizar como un matemático empleando la lógica, mientras Rosa se rige por lo que le inspira el lugar o el momento, de ahí que casi siempre, ella se arranca entonando una canción o una poesía. ¡Son dos seres maravillosos!

Antes de entrar en el baño, quiero situarlos en el contexto histórico.
Estamos en la Sevilla del siglo XII, bajo la dinastía de los Almohades, que vive su época de esplendor. El califa Abu Ya ´qub, que había sido gobernador de la ciudad bajo el mandato de su padre, regresó a Sevilla hacia 1171. Su estancia se extendió a lo largo de varios años, durante los cuales la ciudad taifa de los banu ´Abbad se transformó en la capital almohade de al-Andalus.
El califa Abu Ya ´qub, enamorado de esta ciudad, la expandió, embelleció y mejoró sus infraestructuras. Se involucró personalmente en este proyecto, siguiendo las obras con sumo interés.
Descripción breve de la ciudad almohade:
Nos debemos imaginar una gran medina protegida por fuertes murallas, con puertas de ingreso en recodo y robustas torres. La ciudad contaba con un acueducto y un puente de barcas. El Alcázar había alcanzado su máxima expansión, convirtiéndose en un recinto fortificado. Abarcaba unas 17 hectáreas divididas en 11 áreas, donde se desarrollaba la vida administrativa, militar, residencial, política y religiosa de Sevilla. Muy cerca del baño se encontraba la pequeña mezquita llamada «del osso» (hueso).

Otra obra sobresaliente construida bajo este califa fue la nueva mezquita aljama con su alminar o minarete.
El cronista contemporáneo ibn Sahib al-Sala nos dice:
Un alminar «sin parigual en ninguna de las mezquitas de al-Andalus, por la altura de su cuerpo el cimiento de su base, solidez de su fábrica, su estructura de ladrillo, lo extraordinario de su obra, maravilla de su estampa alzada por los aires al cielo mostrándose a la vista desde una jornada antes de llegar a Sevilla, como las Pléyades …»
El incremento de población hizo que se construyeran en la medina, más baños, hornos de pan, zawiyas (pequeños oratorios) y mezquitas de barrio. Todo ello con la infraestructura necesaria para que el agua llegara a los baños y las fuentes publicas.
El baño o hammam era fundamental en la vida diaria de la sociedad andalusí. No sólo era el lugar para la purificación del cuerpo antes de ir a la mezquita, sino que era un espacio para socializar. Allí se charlaba, reían, cantaban. El baño estaba al servicio del solaz, deleite y placer de hombres y mujeres de todas las edades. A la sombra del hermoso alminar de la mezquita aljama se levantó el hammam del que les voy a contar.
Descripción del hammam del bar Giralda
Tal como había dicho Mario, al baño se accedía por una puerta situada al oeste, seguramente habría un patio y vestíbulo, donde se recibía a los bañistas y donde depositaban su ropa y se le entregaba una toalla y un acetre o cubo de madera.
El orden en el uso de las salas que seguían los bañistas no está aclarado, sin embargo empleando la lógica propongo el siguiente: Sala fría, sala templada hasta adecuar la temperatura del cuerpo, sala caliente hasta abrir los poros y regresar a la sala templada para finalizar el circuito en la sala fría. Este recorrido se podía repetir varias veces.

Sala fría o bayt al-barid
Una vez ataviado con una toalla y el cubo de madera, ingresaban en la sala fría o bayt al-barid. Esta sala tiene forma alargada cubierta con una bóveda de cañón con lucernas. Llama la atención la cantidad de lucernas y que son de diversas formas, unas estrelladas otras lobuladas,etc. En esta sala el bañista se relajaba, quizá habría pequeñas pilas de donde emanaba agua.

Sala templada o bayt al-wastaní
Luego se pasaba a la sala templada o bayt al-wastaní, que era la más amplia y concurrida. La tenue iluminación y el ambiente cálido invitaba al solaz. Habitualmente en el centro de la sala había una pileta, de donde los bañistas extraían agua con un acetre y se remojaban el cuerpo antes de pasar a la sala caliente.
Según el tratado de hisba de ibn ´Abdun:
» las pilas de los baños deben estar tapadas, porque si quedan al aire no se podrá evitar que se ensucien, siendo así que estos lugares han de ser limpios por definición»
Los bañistas pasarían luego a la sala caliente, donde el vapor de agua les abría los poros y con el sudor eliminaban las toxinas. Regresaban a la sala templada, donde los empleados del baño lavaban y frotaban el cuerpo de los bañistas, eliminando la piel muerta y toxinas. Este proceso dejaba la piel irritada y enrojecida. Después se relajaban con masajes a base de aceite de romero y otras hierbas.
El barbero acudía al baño para cortar el cabello y la barba a los hombres. En el caso de las mujeres, las encargadas del baño las depilaban con una pasta caliente a base de azúcar y agua. Ellas les cortaba el pelo y lo hidrataban con ungüentos. Les teñían el cabello con alheña. Al parecer los hombres se tenían la barba. Hombres y mujeres se cuidaban las cejas, se hacía la manicura.
Los bañistas disfrutaban en esta sala, pasando gran parte del tiempo. Charlaban, reían, algunos se quejaban de alguna cosa, muchos otros se divertían, en los hammamat de los palacios se conspiraba y chismorreaba. Las horas de la mañana solían estar reservadas para las mujeres, mientras que a la tarde acudían los hombres.
La profesora Magdalena Valor describe así la sala templada
» de planta cuadrangular cubierta con bóveda esquifada de ocho paños sostenida por trompas aristadas que descansan sobre cuatro columnas, que en su origen debieron ser pilastras de ladrillo. Las galerías laterales se compartimentan en nueve espacios en los que se alternan bóvedas vaídas y de aristas separadas por arcos fajones.» – ver fuente en la bibliografía.
Sala caliente o bayt al-sajun
La sala caliente o bayt al-sajun, la más pequeña y oscura, estaba cubierta con una bóveda de cañón con lucernas y se situaba en el ángulo norte de la sala templada, tal como vemos en el plano. Esta sala al estar pegada a la caldera u horno, tenía también las paredes calientes. El horno se alimentaba con leña, se calentaba así el agua, que discurría por debajo del suelo a través de conductos cerámicos (hipocausto). De una pequeña pila el bañista echaba agua en el suelo con el cubo de madera. Este agua se convertía en vapor por la concentración del calor. El bañista permanecía en esta sala sólo el tiempo necesario hasta que sudaba lo suficiente y se abrían los poros de su piel.
Nada queda del horno y leñera, así como de la noria que debió abastecer de agua al baño. situada junto a la caldera u horno.


Volviendo al tratado de hisba de ibn ´Abdún, indica que se debería prohibir una serie de conductas que los sevillanos hacían: » los bañeros, los masajistas y los barberos no deberán circular por la casa de baño sino con calzones y zaragüelles«, » un musulmán no debe dar masaje a un judío ni a un cristiano.» , » el recaudador del baño no debe sentarse en el vestíbulo cuando éste se abre para mujeres.»
Esta información es muy reveladora acerca de las costumbres de los andalusíes en Sevilla a la llegada de los Almorávides.


Las pinturas murales del baño árabe del bar Giralda
Lo más sorprendente del baño son las pinturas murales recuperadas. Este arte alcanzó su máximo desarrollo en época almohade. Tenemos en Sevilla varios ejemplos. La importancia de estas pinturas radica no sólo en su buena conservación, sino que decoraba el baño en su totalidad, lo cual da a entender, que el hammam tendría cierta relevancia en su tiempo. La pintura mural al fresco señalaba prestigio de sus propietarios, ya fuera en el zócalo de un patio o sala de una casa o en este caso el baño.

Técnica de pintura a la almagre
Primeramente los artesanos debían crear una superficie homogénea, para ello revocaban y enlucían con cal y arena a base de varias capas. La última capa servía de base para dibujar el diseño sobre el mortero fresco. Sobre una superficie plana se solía realizar con la ayuda de cartabones, ángulos y compás, sin embargo en el caso del baño, vemos que algunas superficies no son planas. ¿Cómo hacían el dibujo en bóvedas? Llamé a Mario José y me lo aclaró al instante.

La manera de trazar el dibujo en superficie curvada se realizaba con la ayuda de cuerdas finas y clavos. Los clavos servían para fijar dos puntos no muy distanciados entre sí. A ellos se ataban las cuerdas, previamente untadas en color. Las cuerdas se tensaban al máximo antes de soltarlas, dejando así que éstas impregnen la superficie, dibujando un trazo rojizo en el caso del baño.

Este trabajo debía hacerse rápido, debía estar pintado antes del secado del mortero. Los artesanos aplicaban el color, llamado «almagre» (rojo oscuro) que es óxido de hierro mezclado con cal. Con pinceles finos y más gruesos rellenaban el dibujo. De esta manera los artistas almohades fueron capaces de crear estas maravillas de formas geométricas.

En Sevilla tenemos varios ejemplos de pintura a la almagre, como en el palacio del Yeso del Alcázar o el zócalo de la Hiniesta y varios ejemplos en el Museo Arqueológico de Sevilla. En la Península, Ceuta y Portugal encontramos también magníficos ejemplos de este tipo de decoración mural de altísima calidad.

El hammam después de la conquista cristiana
Sevilla fue conquistada por el rey castellano Fernando III en 1248. Éste y su hijo Alfonso X, repartieron el territorio conquistado entre aquellos que habían participado en la conquista, según su condición social y méritos. El registro de estas donaciones reales fueron recogidas en miles de actas, que más tarde se relataron en los llamados Libros de Repartimientos.
De esta manera, en el caso de Sevilla y gracias al Libro de Repartimiento de Sevilla, podemos saber:
» … como linde de una propiedad concedida por Alfonso X a la Iglesia de Sevilla. Los baños llamados de Garcí Jofré, estaban en la collación de Santa María y lindaba con casas de (…) doña Juana, sobrina del arzobispo don Remondo, que estaba próximo a la casa de éste, con casa de don Aly cercana a la açacaya de la catedral y con la calle que bien puede ser la de Abades baja.»
¿Quién era Garcí Jofré?
Garcí Jofré Tenorio, era descendiente de Pedro Rodriguez Tenorio de Pontevedra, quien participó en la conquista de Sevilla de 1248 y habría recibido en el repartimiento el baño almohade del que estamos hablando. Es de suponer que dicha propiedad pasó a sus descendientes: Alonso Jofré Tenorio, alcaide de Sevilla y Almirante de Castilla y más tarde uno de sus hijos sería nuestro mencionado Garcí Jof´ré, ya bajo el reinado del rey don Pedro I en el siglo XIV.
El baño en la Edad Media
La gente siguió durante un tiempo la costumbre andalusí de acudir a los baños. Se sabe que continuaban en uso los más importantes, como los baños de San Ildefonso, el baño de la Reina Mora, el de San Juan de la Palma y quizá también el baño del que estamos hablando.

En tiempos del rey don Pedro, hubo un terremoto que causó grandes destrozos. Podría haber afectado a nuestro baño, si bien no hay documentación al respecto.
Se sabe que entre los siglos XV y XVI los baños se dejaron de usar. Tanto reyes como arzobispos desaconsejaban su uso por su vinculación con una tradición islámica. De esta manera, muchos baños fueron convertidos para otro fin, ya sea almacén, vivienda, taller u otros usos. En el pavimento del baño se lee el año 1434 en números romanos. La interpretación que hizo Mario José es, que ese sería el año en que se eliminó la pileta central de la sala templada cambiando el enlosado.

«Nuestro» baño sufrió entre los siglos XVI-XVII varias reformas, donde se sustituyeron los pilares de ladrillo por columnas de mármol con capiteles genoveses, los arcos de herradura se convirtieron en arcos de medio punto y la gran bóveda de la sala templada fue sustituida por la que vemos hoy, levantada a un nivel mucho más bajo con el fin de construir una vivienda encima.

En el siglo XVII Rodrigo Caro escribió » … perseveran allí las señales de lo que fue un baño y algunos quieren decir que es parte de él la bóveda que se ve al entrar por la Borceguineria.»
El nombre de la calle del baño
En la Edad Media el nombre de la calle, donde se sitúa el baño se llamó Entalladores, por los obreros que trabajaban en la construcción de la Catedral. En un momento dado la calle cambió de nombre y se llamó Borceguinería, por el gremio de zapateros que vivían en dicha calle. A final del siglo XIX se cambió el nombre en honor a Mateos Gago. La calle era estrecha y tortuosa, tal como sigue siendo el trazado de las calles en gran parte del casco histórico de Sevilla.

Los avatares del baño en el siglo XX
En el primer tercio del siglo XX con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929, se desarrolló un programa de ensanche de calles en el centro histórico, con el fin de facilitar la circulación. Esta decisión acabó con la desaparición de edificios históricos. La calle Mateos Gago, sufrió la demolición total y parcial de muchos de sus edificios, entre ellos una parte del baño del siglo XII.


Una vez que la calle quedó ensanchada y enderezada, se construyeron nuevas viviendas siguiendo el estilo Regionalista, creado por los arquitectos Anibal González, Juan Talavera y Vicente Traver. El edificio de viviendas levantado sobre los restos del baño del siglo XII, esta atribuido al arquitecto Vicente Traver, quien conscientemente o no, mantuvo en pie la sala fría, templada y parte de la caliente del baño. Nada sabemos del zaguán, del patio, de la noria, de la caldera y de la leñera que debió tener.

El primer bar que se abrió en el baño almohade fue en 1923 y se llamó Bar España. En 1934 fue cuando se inauguró el Bar Cervecería Giralda, tal como se lo conoce hoy en día. Diversas reformas fueron cubriendo el hammam escondiendo su belleza durante décadas. Hoy, el espacio, de alguna manera, sigue siendo un lugar para el ocio, donde la gente socializa, charla, se divierte y disfruta de la compañía. Sevilla ganó un Patrimonio almohade importante, que junto con la Giralda o el Alcázar forma parte del legado del califa Abu Ya ´qub.

NOTA: Agradezco la generosidad de Mario José Mañas López y Rosa López Almanza por participar, con tanto entusiasmo, en este artículo. Mario es el Presidente de la Asociación Amigos del Legado Andalusí, a la que pertenezco desde hace unos veinte años. Sin ánimo de lucro, sino sólo movidos por nuestro amor y fascinación por al-Andalus y su legado nuestra Asociación realiza actividades culturales para la difusión y mejor conocimiento de al-Andalus y su legado allí donde se encuentre.
BIBLIOGRAFÍA:
-Repartimiento de Sevilla. Edición Julio González. Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Sevilla, 1993.
-Revista Apuntes del Alcázar de Sevilla, nº 2 año 2001
-Sevilla Almohade. Catálogo de la Exposición Sevilla Almohade, Sevilla – Rabat 1999. Comisarios de la exposición. Magdalena Valor Piechotta. Universidad de Sevilla. Ahmed Tahiri. Universidad Hassan II de Mohammedía. Fatima-Zahara Aitoutouhen. Arquitecta técnica.
-Revista Arqueología Medieval. Artículo de Magdalena Valor «Los baños en la Sevilla isámica». 1995
-Sevilla a comienzos del siglo XII. Tratado de ibn ´Abdun. Traducido por Emilio García Gómez y E. Lévi-Provençal. Biblioteca de temas sevillanos, 1992
en internet
-vídeo: Conferencia perteneciente al 6º Seminario «Jueves Mínimos en la Cuesta del Chapiz», a cargo de Magdalena Valor Piechotta, titulada «Los zócalos pintados de las casas andalusíes de Sevilla. Épocas taifa y almohade». Laboratorio de Arqueología y Arquitectura de la Ciudad EEA-CSIC.
-Compendio histórico descriptivo de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, metropoli de Andalucía. Fermín Arana de Varflora, 1766.
-www.pontevedraviva.com de José Benito García Iglesias. Artículo: Muerte de Alonso Jofré Tenorio
-imagenes de la calle Mateos Gago: Alquiansa Publicaciones. Calle Mateos Gago de Sevilla. Jaime Blanco Aguilar, Técnico especializado en restauración, rehabilitación y estructuras especiales.
-Gerencia de Urbanismo. Plano de Sevilla Colección Histórica (1771-1918) Joaquín Cortés José, María Josefa García Jaén, Florencio Zoido Naranjo.
Hermosa historia, muy informativa con mucha documentación. Me gustó mucho el video y la historia que explica. Felicitaciones por la investigación y el conocimiento que tiene del idioma árabe, no lo conozco pero noto en la pronunciación el acento de quien lo habla. Toda Sevilla es un lugar arqueológico, lo mismo que toda Europa.
Impresionante estudio Elisa, me ha encantado ver como explicas este lugar en pleno barrio de santa cruz que estoy deseando redescubrir, gracias por compartir tu sabiduria y estudios, un beso
Marta
Me ha ayudado mucho este artículo pero me parece ver que los números romanos ponen 1184 y no «1434»
El artículo me ha ayudado mucho, pero me parece que los números romanos de la placa ponen 1183-1184 y no «1434», ¿no es así?