Castillo de Saladino – Qal´at Salah ad-Din
En el mes de Julio del año 2007 emprendimos un inolvidable viaje a Siria. Organizamos la aventura a nuestro gusto y deseos, con un resultado sorprendente, alucinante y muy emocionante. Uno de los variados lugares fantásticos que conocimos fue Qal´at Salah ad-Din, el castillo de Saladino.

Se trata de una fortaleza medieval de enormes dimensiones, situada a unos 400m sobre el nivel del mar, en un contrafuerte de las montañas de Ansariyya, a unos 35km al noroeste de la ciudad costera de Latakia, al norte del país. El castillo de Saladino es el resultado de sucesivas construcciones, mejoras y ampliaciones llevadas a cabo entre los siglos X y XV por las diversas fuerzas, que dominaron la zona, desde los hamdaníes, bizantinos, cruzados hospitalarios, ayyubíes y mamelucos.
La ciudadela se esconde entre elevados picos y profundos barrancos, por donde discurren sinuosos caminos que conducen hasta la fortaleza, que controlaba la ruta entre Latakia y la llanura de Ghab, al norte. Los verdes y altos cipreses se mecen con la brisa mediterránea, mientras que en los fértiles valles crecen olivos, cítricos y árboles frutales, regados por generosos ríos y arroyos. En aquellos bosques habitan zorros y lobos, en la llanura abundan las vacas y los corderos que pacen sabrosos pastos. Alzando la vista al cielo, nos sobrevuelan mirlos, perdices, palomas y las majestuosas águilas.

En ese enclave se alzó el castillo en tiempos remotos. Su nombre fue cambiando según sus propietarios. Los cruzados lo llamaron «Saone», mientras que los musulmanes lo denominaron «Sahyun». Dicen que dicha denominación deriva del nombre «Sigón», de origen fenicio, mencionado en relación a la invasión de Alejandro El Grande.

Para visitar el castillo arreglamos con un taxista en Latakia, quien nos condujo, a toda velocidad, ascendiendo entre curvas y barrancos, mientras aguantábamos la respiración. A medio camino nuestro taxista hizo un alto, para mostrarnos una vista panorámica del castillo. ¡Impresionante!
La fortaleza se alza en la punta del espolón rocoso orientado hacia el oeste, formando un triángulo de 6,5 hec. de superficie separada de la meseta oriental por una zanja excavada en la roca. Delimita al norte y al sur por dos valles: wadi Shaykh ´Isa y wadi Jadîda, que la abrazan y por donde fluyen dos ríos.

Seguimos el viaje. –No tenemos prisa. – le insistí al taxista, pero hizo oídos sordos, mientras las ruedas del medio destartalado coche derrapaban en aquellas curvas sin quitamiedos.
Finalmente llegamos, estacionamos al pie de la inmensa fortaleza, levanté la mirada, buscando el final de aquel robusto muro de piedra. El taxi parecía de juguete en comparación con la grandeza del monumento.

El calor del mes de Julio se hizo presente nada más empezar a subir a pie la interminable rampa de acceso a la fortaleza. Mientras subimos les cuento que, la documentación histórica tiene grandes lagunas en el período pre-cruzado. Las fuentes tanto cristianas como musulmanas son abundantes entre los siglos XII y XIII. A modo de esquema podemos resumir así las sucesivas fases de ocupación del castillo:
Hamdaníes:
Los señores al servicios de esta dinastía, que gobernó desde Alepo, residían en esta fortaleza o hisn hasta el siglo X. No se ofrece mucha información de este período.

Bizantinos:
En el año 975 el emperador bizantino Juan Curcuas, con el sobrenombre de Tsimisces, conquistó el castillo a los hamdaníes. Los bizantinos llevaron a cabo la primera gran obra, con la construcción de viviendas, una citadel con una torre-vigía alta, una iglesia y el inicio del complejo sistema defensivo de la fortaleza.

Cruzados:
Entre la primera y la segunda cruzada, hacia el 1108 los cruzados hospitalarios tomaron el castillo. No hay acuerdo entre los historiadores acerca de los dueños del castillo. Sí se menciona en las fuentes a un caballero hospitalario, Robert, hijo de Foulques d´Anjou, al que los musulmanes lo apodaban «el leproso». Al parecer fue un guerrero valiente y alcanzó cierto prestigio y poder en la zona norte. A Robert se le atribuye haber sido señor de varias fortalezas, protegiendo el principado de Antioquía. Terminó siendo prisionero después de una batalla y fue ejecutado. La fortaleza siguió en manos de su hijo, William de Saone. Fue éste también un valeroso hospitalario, no sabemos la fecha de su muerte. Existe un documento fechado hacia 1131, donde dice que José II de Edesa se casó con la viuda de William de Saone, llamada Beatriz. A lo largo de los 80 años de dominación cruzada del castillo, se realizaron numerosas mejoras y expansiones. Se inició la construcción de la zanja o foso excavado en la roca de la montaña para separar el castillo de la meseta. Se reutilizó la iglesia bizantina, levantaron macizas y robustas torres circulares y cuadradas, así como la torre del homenaje. El castillo contaba con unos grandes establos y dos cisternas. En el momento de la conquista musulmana la obra de la zanja estaba avanzada, pero no concluida.
Ayyubíes:
En verano de 1188 Salah ad-Din, el gran héroe medieval de Oriente Medio, llamado Saladino en occidente, asedió la fortaleza con un gran ejército compuesto por ballesteros, caballería e infantería, así como especialistas en máquinas de guerra y maniobradores del fuego griego. Salah ad-Din dividió a su gente en dos contingentes: uno dirigido por su hijo de 17 años al-Zahír Gazi, quien se situó en la parte norte de la fortaleza, mientras que Saladino dirigía su contingente situado al este. Entre ambos contaban con seis máquinas de guerra y durante tres días la asediaron sin descanso, disparando proyectiles que se estrellaban contra la fuerte muralla, hasta que ésta cedió y se derrumbó. Los hospitalarios, acorralados, se vieron vencidos y solicitaron el amán, que les fue concedido por Saladino. De esta manera, los cruzados abandonaron el castillo llevándose sus bienes, a cambio de un pago por persona. Salah ad-Din no residió ahí, sino que cedió la administración de la fortaleza a Nasir ad-Din Mengüverish, quien llevó la dirección de Qal´at Sahyun durante 40 años. Las obras del castillo consistieron primeramente en restaurar las murallas dañadas. Además adecuaron la zona palaciega añadiendo un hammam, mandó construir una mezquita, se continuó con la excavación del foso y se reforzaron las defensas del perímetro exterior. Al príncipe Nasir le sucedió su hijo Zaffer ad-Din Othman, valiente guerrero que aguantó la invasión mongol en 1260. A su muerte le sucedió su hijo Ezz ad-Din Ahmad, que murió hacia 1272.

Mamelucos:
En ese mismo año, 1272, el castillo fue conquistado por los mamelucos del sultán al-Zahir Baibars. Recordemos que los mamelucos fueron en su origen esclavos que formaban parte del ejército ayyubí de Egipto. El propio Baibars había sido vendido como esclavo y al parecer «a buen precio» porque sufría una deficiencia en los ojos. Eso no evitó que fuera un magnífico y respetado guerrero. A este sultán le sucedió Qalawun, en 1280. Se produjo entonces una rebelión contra este nuevo dirigente, encabezada entre otros por el gobernador de Damasco, el príncipe Shams ad-Din Sunqur al-Ashgar. Aquel levantamiento falló y Sunqur escapó refugiándose en el castillo de Sahyun durante siete años, cuando volvió a manos del sultán Qalawun en el año 1287. Qal´at Sahyun se convirtió en el centro administrativo provincial del imperio mameluco. Bajo los mamelucos se siguieron ejecutando nuevas construcciones como el hammam. En uno de cuyos arcos aparece una epigrafía haciendo alusión al hijo de Qalawun. Hacia 1289 el castillo fue anexionado al Estado de Trípoli bajo la jurisdicción del sultán mameluco Katabgha.


A partir de entonces apenas se menciona el castillo en las fuentes. Abu l-Fida, geógrafo del siglo XIV nos cuenta que el castillo está en buen estado de conservación y que cuenta con dos cisternas donde se almacena el agua de lluvia. Otro conocido personaje del siglo XIV, que nos habla del castillo fue ibn Battuta, quien lo visitó «Después salí hacia la ciudad de Sahyun, bonita, de ríos abundantes y árboles frondosos. Allá se alza una buena alcolea cuyo alcaide se llama al-Ibrahimí y cuyo cadí es Mahyí ad-Din al-Himsí. Extramuros de la población se halla una zawiya, rodeada de huertos, en la que se ofrece alimento al caminante.» En el siglo XVI el gran historiador egipcio, Ibn Iyás, menciona la fortaleza antes que la conquistaran los otomanos: «Sibay sucedió como gobernador de Sahyun a Qanibak al-Shaih, que se había refugiado de ibn Utman, por miedo a ser ejecutado.»

Cuando el imperio otomano inició su dominio en la zona, hacia 1516, se supone que Qal´at Sahyun seguía activo con la función de punto de control de caminos. El castillo no vuelve a mencionarse en las fuentes hasta el siglo XIX. Se sabe que hasta mediados del siglo XIX se alojó allí el pashá Ibrahim, quien realizó varios destrozos. Finalmente en 1840 los otomanos bombardearon el castillo destruyendo gran parte del mismo.
Después de este breve repaso, llegamos al final de la rampa, casi sin aliento y muertos de sed. Accedemos al interior a través de una puerta en recodo de una de las tres torres cuadradas situadas en la cara sur.
El interior del castillo consiste en dos zonas:
- Patio inferior, situado hacia el oeste, es la zona menos desarrollada entre otros motivos por el declive existente. Tan sólo podemos identificar restos de las murallas bizantinas y los restos de una iglesia también bizantina, fechada hacia el siglo X.
- Patio superior, situado hacia el este, es la zona más fortificada y desarrollada a lo largo de los siglos. Este área esta protegida por el norte por una muralla infranqueable, hacia el este por una profunda e impresionante zanja artificial, hacia el oeste y sur está protegida por dos barrancos profundos.

Nada más entrar, nos sorprende la cantidad de edificaciones que subsisten a pesar de tantos conflictos. No es sencillo a primera vista, vislumbrar la organización de las mismas, en ese espacio, donde cohabitan edificios bizantinos, cruzados, ayyubíes y mamelucos.¡Es simplemente fantástico! Recordé a mi papá al que le hubiera encantado estar ahí conmigo, pisando el mismo suelo que en su momento Saladino y los hospitalarios. En un primer momento hice lo que hubiera hecho él, caminar en silencio a través de aquellas ruinas siendo consciente de donde estaba.

El amable taxista me sacó de mis pensamientos ofreciéndose a hacernos de guía. Aceptamos con gusto y entre mi humilde árabe y su inglés nos entendimos bastante bien.

Comenzamos el recorrido en el patio superior, protegida por inmensas murallas y torres circulares y cuadras construidas con grandes bloques de piedra, la más grande es la torre del homenaje, obra de los cruzados, es de planta cuadrada con dos pisos, mide unos 25 metros de alto, en su interior se encuentra un fuerte pilar central desde donde parte la bóveda de arista que cubre la torre. Las grandes piedras empleadas en las construcciones defensivas eran las extraídas de la excavación del foso, algunas de ellas podían pesar hasta 15 toneladas. No muy lejos y pegado a la muralla, al parecer de origen bizantina, está situada una de las dos cisternas. Se accede bajando unas escaleras antes de llegar a la sala inmensa con grandes pilares y cubierta por bóvedas de cañón. Estas cisternas tenían una capacidad de almacenaje de más de 2.000m3 de agua de lluvia cada una. Casi pegada a esta cisterna construyeron las caballerizas.

Lo más espectacular es la zanja o foso. Parece mentira que pudieran haber realizado semejante obra e aquellos tiempos y en ese lugar tan remoto. Pienso en las personas que se dejaron el lomo excavando la montaña y construyendo muros. El motivo de su construcción fue el de aislar el castillo de la meseta, área más vulnerable, el este.

Según algunos especialistas la construcción del foso podría haberse iniciado en tiempos bizantinos, lo cierto es que la mayor parte fue excavada por los cruzados, sin embargo no les dio tiempo a terminarla. Sí lo lograron los hombres de Saladino, dando como resultado una formidable zanja artificial de unos 18 metros de ancho, 156 metros de largo y 28 metros de profundidad. De hecho, al parecer, la entrada principal se realizaba a través de un puente levadizo de madera, que se tendía sobre el foso. En el centro del foso se forjó una aguja, como un obelisco, de piedra frente a la puerta principal, que soportaba el peso del puente.

Seguimos el recorrido bajo un sol de justicia y sin una gota de sombra, nuestro guía-taxista nos muestra los restos de la iglesia o capilla bizantina, reutilizada por los hospitalarios. No lejos de allí se encuentra la zona residencial o palaciega de origen bizantino, de su citadel podemos ver los restos de una gran torre-vigía, más tarde tanto ayyubíes como mamelucos fueron añadiendo sus salas de palacio y demás servicios que necesitaban. En esa zona nos llama la atención una serie de pequeñas y medianas salas, que podrían ser un hammam o dependencias ayyubíes.

La arqueología ha confirmado que se trata de un hammam, con sus salas de vestíbulo, fría, templada y caliente así como un vestuario. Eso no quita que los mamelucos construyeran el suyo, de grandes dimensiones, teniendo una entrada monumental como pueden ver en la imagen. En uno de sus arcos apareció una epigrafía alusiva al hijo del sultán Qalawun.

Nos llama la atención el alminar de la mezquita, está completo. La mezquita podía albergar hasta 200 fieles, el esbelto alminar cuadrado mide unos 17 metros.
Un poco más alejado llegamos a la zona de almacenaje, compuesta por grandes recipientes de piedra caliza en forma de jarra de hasta 3 metros de altura cada uno con su agujero con tapa de piedra desde donde extraían el trigo, aceite, vino, etc.

Es de señalar el sistema defensivo con murallas perimetrales como en el interior del castillo que se interconectaban, haciendo como un cortafuego que protegía los diferentes subsectores del patio superior.
En 1955 el gobierno sirio decretó denominar al castillo de Sahyun, castillo de Saladino o Qal´at Salah ad-Din, en homenaje al héroe medieval de Oriente Medio, que está enterrado en su mausoleo en Damasco junto a la mezquita Omeya.
En el año 2006 el castillo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Espero que esta excursión les haya gustado y despertado la curiosidad por ampliar el horizonte más allá de al-Andalus, conociendo cómo vivían y se desenvolvían nuestros hermanos y vecinos del Mediterráneo.
BIBLIOGRAFIA:
–Saladin und seine Burg, Heidi Hakim y Haithem Jawish – guía de viaje
–Saladin Castle, Jamal H. Haydar – guía de viaje
–The rare and excellent History of Saladin, Baha´ ad-Din Ibn Shaddad – Crusade texts in translation
–Le château de Saone et ses premiers seigneurs, Paul Deschamps in: Syria. Tome 16 fascicule 1, 1935 pp. 73-88 www.persee.fr/doc/syria_0039-7946_1935_num_16_1_3877
–Étude historique de Qal´at Salah ad-Din (Sahyun – château de Saône) par Benjamin Michaudel – Université Paris-Sorbonne Paris IV – Institut français du proche-orient – automne 2002
–La poliorcétique au temps de Saladin, L´exemple de la champagne militaire de 1188 en Syrie côtière par Benjamin Michaudel. Annales islamologiques en ligne, no.43 (2010) pp. 245-272
–La arquitectura militar de los cruzados en Oriente, Fernando Valdés Fernández – Universidad Autónoma de Madrid
–World Heritage Scanned Nomination, Crac des Chevaliers and Qal´at Salah ad-Din – 2006.
–Hammams et fortifications dans le Bilal – 25 siècles de bain collectif en Orient, Proche-orient, Egypte et Péninsule Arabique, edité par Marie-Françoise Boussac, Sylvie Denoix, Thibaud Fournet et Bérangère Redon. Actes du 3e colloque international Balnéorient, organisé par l´Institut français du Proche-Orient et la Direction Générale des Antiquités et des Musées de Syrie – 2009 Coéditiona Ifao (Études urbaine no9) – Ifpo (PIFD no.282)
–A través del Islam, Ibn Battuta – Alianza Literaria pag.185
Que maravilhoso!!!!
Qué viaje fascinante, riesgoso sin duda, pero como dices en recuerdo de tu padre, pisar por donde anduvo Saladino. Este es un trabajo de arqueología y no sólo de historia de las ruinas, ya que las fotografías son un testimonio del relato. Gracias, Livia