Gobierno de al-Mu´tadid (1042 – 1069)
En este artículo nos centraremos en la figura del segundo de la dinastía abbadí, dentro del ciclo que dedico al Milenio de la fundación de la taifa de Sevilla. Su nombre era Abu ´Amr ibn ´Abbad, nació seguramente en Sevilla hacia el año 1016. Gobernó la taifa de Sevilla entre el 1042 y 1069, tomó como título honorífico de al-Mu´tadid bi-´Allah. (el que busca la ayuda/apoyo de Dios)
Recordemos que, su padre, Abu l-Qasim Muhammad ibn ´Abbad, había fundado la taifa de Sevilla en el año 1023. Les adjunto el artículo por si no lo hubieran leído. https://andalfarad.com/fundacion-taifa-sevilla/
Muhammad ibn ´Abbad tuvo varios hijos, de los cuales el primogénito y heredero murió en una batalla cerca de Écija, cuando luchaba contra los hammudíes. De esta manera, el heredero pasó a ser su segundo hijo, el joven Abu ´Amr ibn ´Abbad, quien pronto pasó a formar parte del entorno de la corte, realizando diversas tareas para su padre. A su lado, Abu ´Amr mostró sus aptitudes como líder político, su valentía y fuerza en la batalla contra sus vecinos y enemigos. En nombre de su padre logró expandir el territorio de la taifa de Sevilla hacia el oeste. La relación entre ellos no siempre fue buena, tuvieron sus discrepancias por varios motivos, sin embargo cumplió con su deber de heredero hasta la muerte de su padre en el año 1042.

Se casó con una princesa, hija de Muyahid, Señor de Denia, con quien Sevilla siempre mantuvo buenas relaciones. Esta joven princesa, conquistó el corazón Abu ´Amr, tal era la alegría que reinaba en la corte que la celebración de la boda duró toda una semana, según nos cuenta ibn Zaydun testigo del feliz enlace. Ella, recibió el título de Sayyida al-Kubra´, la Gran Señora, título que se daba a las mujeres que daban al gobernante un hijo varón. Ella se convirtió en su favorita y dueña del harén.
Al-Mu´tadid, segundo de la dinastía abbadí
Abu ´Amr ibn ´Abbad asumió el gobierno en el año 1042, cuando tenía unos 25 años. A diferencia de su abuelo y su padre, las circunstancias políticas, sociales y económicas habían cambiado a su favor, lo cual hicieron posible que se levantara como gobernante absoluto de la taifa. Siguió siendo hayib, es decir primer ministro del falso Hisham, quien supuestamente seguía viviendo en Sevilla. Abu ´Amr ibn ´Abbad tomó el título honorífico, al-Mu´tadid bi-´Allah, que significa «el que busca el apoyo de Dios«.

Dice ibn Hayyan: ´Abbad había sido dotado de belleza física, era de perfecta constitución, de majestuoso porte, generoso, de penetrante inteligencia, presencia de ánimo y certeza de percepción, con lo que sobrepasó también a sus iguales….
Su personalidad
En cuanto a su personalidad hay para todos los gustos. Los cronistas tanto contemporáneos como posteriores lo adornan con todo tipo de adjetivos tanto positivos como negativos. La cualidad más desarrollada era su inteligencia, era un hombre astuto, ambicioso, sufría ataques de ira, era vengativo, cruel …
Ibn Idarí escribió acerca de él:
» Llevó ´Abbad su divisa de «protegido por Dios» e ilustró, con la eminencia de su juicio, sus asuntos de gobierno, que brillaron para la gente de reflexión como modelos conducentes a alcanzar la meta de la jefatura con la dureza del castigo y lo execrable de la violencia, y llegó en ello a inspirar horrores que espantan a quienes los oye, cuanto más a quien lo vio con sus propios ojos. No se privaba con esto de altos designios y de pompa real. Construyó palacios elevados y fomentó cultivos productivos. Adquirió objetos preciosos, organizó la caballería. Se procuró esclavos, eligió hombres, que escogió de todos los grupos, y estableció sus categorías entre el dar abundantes pagas y el garantizar los pluses, según la sinceridad del ataque o el cumplimiento de las amenazas en el caso de retirarse del enemigo. Llevó a cabo una política que no pudieron imitar sus rivales los emires de al-Andalus, pues les arrojó hombres, provocadores de guerras, con los que exterminó a sus enemigos. «
Un ejemplo de su crueldad, lo cuenta ibn ´Idari, haciendo referencia a un jardín que tenía en el interior del Alcázar : «´Abbad detrás de este jardín que llenaba los corazones de los hombres de terror, tenía orgullo por un depósito de calamidades, más precioso para él que un arcón de gemas, oculto en el interior de su alcázar, donde depositó las cabezas de los reyes que exterminó con su espada … dedicó especiales cuidados en conservar sus cabezas, excediéndose en perfumarlas y limpiarlas para que durasen …. «
El poeta Sa´id ibn Hasan visitó Sevilla y el jardín de al-Mu´tadid
Es un colirio para los ojos y un recreo para el espíritu, este jardín que da cráneos por frutos.
Dios, dispensador de la grandeza, te ha permitido gozar con toda tranquilidad de esos cráneos, frutos de esas plantas.
Antes de ellos yo no había considerado una cosa salvaje como bella, ni un tema desagradable de contar como procurador de una alegría deliciosa al amigo.
De cuánto terror estarán repletos los oídos si ya se está lleno de temor de leerlo en los libros.
Al-Mu´tadid hizo referencia a este jardín en el interior de su alcázar:
» Los hierros de las lanzas que brillaban en los combates se han tornado en las flores de mi jardín he plantado los árboles para que me den espléndidos frutos.
No he podido recordarlos en una refriega grave sin segar en masa a mis adversarios con el sable tajante de acero bien templado.
De tal modo que mis enemigos me apostrofan con estas palabras:
!Oh, matador de hombres con los ejércitos y con el pensamiento!»
La ciudad en la que gobernaba al-Mu´tadid
Era pequeña, conservaba aún numerosos restos de edificios romanos, como templos y casas, bellas estatuas de mármol pasaron a adornar las salas de los baños para el deleite de los bañistas. Al-Mu´tadid comenzó a construcción de al menos un palacio, qasr al-Mubarak – el palacio de la Bendición. Este palacio quedó bastante bien identificado por el profesor Miguel Angel Tabales en el patio de Banderas. Es probable que iniciara la construcción de otros cuya localización la arqueología no puede situar con precisión.

Uno de esos palacios podría ser hisn al-Faray – la fortaleza de la bella vista, según indica Pilar Lirola en su libro, estaría rodeado de olivos y otros árboles, fue uno de los lugares preferidos del rey al-Mu´tadid. Sevilla aún no tenía puente, pero si un puerto y unos astilleros. La actividad entre una orilla y la otra era frenética, ya que la mayor parte del suministro de comestibles venía de la zona del Aljarafe. El curso del río tampoco era el actual, sino que un brazo del río atravesaba la medina. Era una ciudad aún por convertirla en capital de la taifa más importante de al-Andalus. De ahí que según algunos cronistas al-Mu´tadid dedicó mucha energía en la construcción de palacios y casas.
No siempre tuvo buenas noticias
para él, ya que sufrió graves derrotas frente a sus máximos enemigos, sobre todo los reyes de Granada y Toledo. Tuvo que defender las fronteras frente a la ofensiva cristiana del rey de León Fernando I, quien a partir del año 1063 comenzó a exigir parias, es decir, el pago anual de un «impuesto» a cambio de garantizar la no invasión y tener apoyo militar si fuera necesario. Al-Mu´tadid, muy a su pesar, tuvo que aceptar estas condiciones al igual que todos los reyes taifas a partir de entonces.
Las derrotas, el pago de parias y su prematuro envejecimiento, no desvió el desarrollo de la cultura especialmente la poesía y literatura.
Al-Mu´tadid tenía otra faceta
Era un hombre sensible a la belleza. Ya fuera un verso, la fragancia de una flor, la belleza de una mujer, el sonido de una melodía …. es más, al igual que su padre, se inspiró en la belleza de las flores para escribir poemas. Sus versos están diseminados entre los diversos cronistas. Ibn Hayyan nos cuenta que «su ingenio y cualidades innatas lo llevó a redactar una gran cantidad de composiciones.»
Pero, dejemos que el propio al-Mu´tadid nos dé algunas pinceladas de sus dotes poéticas y su personalidad a través de sus versos:
Bebe en el momento de la aurora y mira las flores de camomila
eres un ignorante en tanto no creas en el trago de la mañana como en un dogma
el tiempo te parecerá frío si no lo calientas con vino
aquí tienen algunos versos de otro poema suyo:
He guardado inviolable el honor de la gloria con las blancas espadas y las morenas lanzas y he abreviado la vida de los enemigos de forma violenta.
He ensanchado los amnios de la generosidad espontáneamente o por cálculo de altas dignidades a las que no podía llegar más que penosamente.
No hay gloria para un hombre en tanto que un rival comparta con él, en el tiempo, el poder de prohibir y de ordenar.
y unos versos de al-Mu´tadid, donde se refleja su carácter:
He repartido mi tiempo entre el trabajo y el placer, a las decisiones consagro el final de las noches, al recreo, mis tardes
Paso mis atardeceres inmerso en la voluptuosidad y los placeres, y por la mañana me paseo orgulloso en los tribunales de la autoridad del príncipe.
Bebiendo largamente, no olvido mi deseo de gloria: en la persecución de los honores actúo con astucia.
En estos versos podemos ver al monarca ambicioso:
Duermo, pero mi corazón lejos de la gloria no duerme, pues está por entero lleno de pasión de la grandeza.
Si cualquier causa me impide perseguirla, mis esfuerzos permanecen siempre dirigios hacia mi búsqueda.
Me es imposible encontrar reposo en la bebida, pues mi noble carácter me aparta de ella.
Paso la noche en vela presa de mis pensamientos, sin tomar alimento, mientras que otros, a pesar de sus enfermedades, comen hasta saciarse y duermen todo cuanto quieren.
cuando siento alguna somnolencia, mi deseo de gloria me grita: Ea, ´Abbad ?Dónde están tus firmes proyectos?
Entonces mis esperanzas se agitan, mi voluntad se consolida y las derrotas infligidas a mis enemigos me recuerdan la voluptuosidad que ellas me han procurado.
Al-Mu´tadid sentía una gran debilidad por las mujeres, amaba a su esposa y favorita, amaba a sus hijas, especialmente una de ellas de la que hablaremos más adelante. Tenía entre sus concubinas mujeres de diversa procedencia y condición. En la corte sabemos de al menos una mujer, cuyo nombre no sabemos, pero la llamaban al-´Abbadiyya, ya que era una de las concubinas de al-Mu´tadid. Ella vivía en Denia, donde fue educada en lexicografía y filología. Cuando el Señor de Denia, Muyahid le concedió en matrimonio a su hija, le entregó también esta esclava. Al-Mu´tadid había conseguido tener un nutrido número de esclavas cantoras, aquellas que seguían el canto de Medina muy apreciado en al-Andalus. El rey se sentía feliz arropado entre el sonido del laúd y el canto de las poesías.
Fue un hombre complicado y contradictorio. Cruel y sensible, sanguinario y sensual. Sentía placer matando a sus enemigos, como escuchando poemas u observado el baile sensual de sus esclavas.

Corporación o Academia de Poetas
El había creado una Corporación de poetas, situada en una casa o palacio, donde cada semana se realizaban tertulias poéticas. El poeta más destacado y poderoso que tenía a su lado con el título de doble-visir era el poeta cordobés ibn Zaydun, https://andalfarad.com/ibn-zaydun-y-la-princesa-wallada/ además de otros muchos. Una vez a la semana los aspirantes recitaban frente a él sus panegíricos. Aquellos que lograban ser aceptados, recibían generosos regalos y un sueldo además de un puesto en la corte. Uno de aquellos aspirantes fue el poeta ibn ´Ammar, un hombre de origen humilde, que llegó a Sevilla desde los alrededores de Silves. Aquí les dejo dos fragmentos del largo panegírico que ibn ´Ammar recitó elogiando a al-Mu´tadid:
“Copero, sirve en rueda el vaso,
que el céfiro ya se ha levantado
y el lucero ya ha desviado las riendas
del viaje nocturno;
el alba ya nos ha traído su blanco alcanfor,
cuando la noche ha apartado de nosotros
su negro ámbar….
… Mi poema es por ti como un jardín
Que visitó el céfiro y sobre el cual se inclinó
El rocío hasta que floreció.
Con tu nombre le he vestido una túnica de oro;
Con tu alabanza he desmenuzado sobre él el mejor almizcle.
¿Quién se atreverá conmigo?
Tu nombre es áloe que he quemado en el pebetero de mi genio.”
Su descendencia
Tuvo un sinfín de hijos e hijas, sin embargo se sabe a ciencia cierta de algunos de ellos. Dos de ellos son fundamentales para la historia y el desarrollo de la dinastía abbadí de Sevilla: Isma´il y Muhammad.
Isma´il:
era el primogénito y fue nombrado heredero al trono de la taifa. Era un joven valiente, de fuerte carácter y con dotes de líder. Su educación militar lo llevó a lo más alto. al-Mu´tadid lo nombró general del ejército de la taifa y logró varias victorias para su padre. Isma´il era el hombre de máxima confianza del rey, cosa difícil, ya que era desconfiado por naturaleza. Al-Mu´tadid seguía su política de expansión conquistando poco a poco gran parte del gharb al-Andalus y combatiendo a sus enemigos. La economía y el comercio no podían ir mejor. Las monedas de oro se acuñaban en la ceca de Sevilla y circulaban por todo al-Andalus y el Mediterráneo.
Sin embargo, Isma´il y su padre al-Mu´tadid no siempre estaban de acuerdo. Al parecer, Isma´il desoyó una orden directa de su padre. No sólo eso, sino que según los cronistas, Isma´il, instigado por algunos interesados, se rebeló contra su padre. Al-Mu´tadid no era un hombre fácil de engañar, su astucia hizo que Isma´il cayera en su trampa, dejando el complot encabezado por Isma´il al descubierto. En un ataque de ira el rey al-Mu´tadid mató a su hijo predilecto con sus propias manos hacia el año 1059. Esta tragedia lo llevó al borde de la locura. En todo al-Andalus no se habló de otra cosa durante largo tiempo. Al-Mu´tadid redactó una carta abierta a los reyes taifas, donde él explicaba lo ocurrido y justificaba el asesinato de su hijo y heredero por traidor.
Muhammad ibn ´Abbad:
En aquel tiempo, hacia el 1059, su segundo hijo, Muhammad quien años atrás había logrado conquistar Silves para su padre, vivía en aquella bella ciudad como Gobernador de la zona. Muhammad era feliz en Silves, junto a su amigo ibn ´Ammar … aquel poeta de origen humilde … En aquella ciudad había conocido también a la mujer de su vida Rumaikiyya. Muhammad disfrutaba de su juventud, rodeado de poetas, entre fiestas regadas con vino fresco y versos llenos de sensualidad. Cuando Isma´il fue asesinado, el rey al-Mu´tadid llamó a su hijo Muhammad a Sevilla y lo nombró príncipe heredero. Muhammad no tuvo más remedio que aceptar, tuvo que aceptar también el destierro de su amigo ibn ´Ammar, ya que según el rey, no era hombre de fiar. De esta manera, tenemos ya un heredero que será el tercero de la dinastía abbadí, que será el rey más poderoso de al-Andalus.
Sus últimos días
El final de la vida de al-Mu´tadid debió ser difícil. Su hija predilecta padecía una enfermedad y falleció muy jóven. El rey al-Mu´tadid no pudo superar su muerte. Al parecer sufría dolores de cabeza, por otro lado se dice que pudo haberse contagiado de la enfermedad de su hija. Sea como fuere, al-Mu´tadid falleció en el año 1069 con apenas 52 años.
Su hijo Muhammad, integrado ya en la corte sevillana, sería nombrado rey de Sevilla pocos días después. En el siguiente artículo les contaré largo y tendido sobre este monarca, el último de la dinastía de la taifa de Sevilla …
GLOSARIO:
حاجب ḥāŷib: cargo político que se podría traducir como primer ministro del emir, califa o rey en al-Andalus
Sayyida al-Kubrá: significa la gran señora, título que recibían las esposas y/o favoritas de los emires, califas y en este caso los reyes taifas. La sayyida solían ser además madre de hijos varones, es decir de príncipe heredero. Dicho título les otorgaba a estas mujeres poder y riqueza frente a otras esposas, favoritas o esclavas que componían el harén.
Ibn Hayyan: era un historiador, cronista y erudito de Córdoba (987 – 1076)
BIBLIOGRAFIA:
- Al-Mu´tamid y los Abadíes, El esplendor del reino de Sevilla (s.XI) – Pilar Lirola Delgado. Ed. Fundación Ibn Tufayl de Estudios Árabes
- Esplendor de al-Andalus – Henri Péres – Editorial Hiperión
- al-Bayan al-Mugrib de Ibn ´Idari. Estudio, traducción y notas por Felipe Maíllo Salgado. La caída del Califato de Córdoba y los Reyes de Taifas. Estudios Árabes e Islámicos Universidad de Salamanca, 1993
- La arquitectura en la literatura árabe, María Jesús Rubiera – Hiperión ed.