La ciudad estaba salpicada de pequeños brazos del gran río, que iban confluyendo en otros brazos más grandes hasta unirse al gran río que muere en el mar. El wadi el-kebir (Guadalquivir), permitía la navegación en embarcaciones de gran calado hasta unas millas más arriba de la aglomeración urbana. Según los expertos, el puerto pudo haber estado entre las llamadas puertas del Carbón y del Arenal (Bab Abul-Qalis y al-Faray). Esta ciudad formaba parte de la vía comercial tanto marítima como terrestre. Gracias al río, Sevilla se comunicaba con el Estrecho, por la vía de Algeciras. Sin embargo, esta populosa ciudad, sólo estaba protegida por la vieja y precaria muralla romana y carecía de destacamento militar.
¡Eran los vikingos!
el 844. La razón de su llegada, fue fruto de la casualidad. Estos rudos hombres de mar estaban azotando el país de los francos, cuando fueron sorprendidos por un fuerte viento del norte que los llevó hasta las costas peninsulares. Tanto los asturianos como los gallegos les ofrecieron resistencia, por lo que decidieron continuar su viaje hacia el sur, bordeando el Atlántico.
tiempo que alzaban sus hachas al cielo y corrían hacia tierra firme. Los andalusíes nunca habían visto hombres de semejante estatura y tan fornidos. Llevaban unos chalecos de cuero y enfundados en piel de oso, provocaron el pánico en la ciudad. No menos aterrador eran sus embarcaciones. Az-Zuhri nos dice: “tienen la proa y la popa altas, de modo que pueden moverse en cualquiera de las dos direcciones por el agua, y las velas son cuadradas.”
al-Usbunna tuvo que soportar muchos días de saqueos, muertes y violaciones. El Emir Abd al-Rahman II, envió emisarios con instrucciones a todos los walíes o
gobernadores con mando en las provincias costeras para que estuvieran alerta.
Sidonia, mientras que el grueso de los drakkar se adentraron en el estuario del río.
Mientras remontaban el gran río, los guerreros del norte, se sorprendieron de las fértiles tierras y de las marismas con islas fluviales, entre Sevilla y el mar.
El río cruzaba una región pantanosa y cubierta por buenos pastos. Luego, su
curso se dividía en dos brazos a lo largo de una quincena de kilómetros para unirse otra vez formando así una isla, llamada Yazira Qabtal – Captel (Isla Menor). En esta isla establecieron su cuartel general, donde anclaron 80 drakkar, el 29 de Septiembre de 844. Desde allí realizaron continuas incursiones en los
alrededores, aprovechando los caballos que en dicha isla se criaban.
río arriba hasta llegar a Qawrah (Coria del Río). Allí se situaba el puerto fluvial de Sevilla, a unas 12 millas de la ciudad. Los habitantes de Qawrah, sorprendidos, huyeron como pudieron mientras que otros murieron defendiéndose. Cuando estas terribles noticias llegaron a la ciudad de Sevilla, la población huyó despavorida, incluido su Gobernador. Unos pocos hombres decidieron quedarse, para defender la ciudad, que no contaba con un destacamento militar y sus murallas eran precarias. Tres días más tarde, a comienzos de Octubre, la flota normanda al completo se preparó para continuar su navegación río arriba. Llegaron a Sevilla, ya de noche, tal como era habitual en las tácticas vikingas. A la mañana siguiente aparecieron en primer lugar junto a al-fajjarin (arrabal de los alfareros).
incendiarias. Comenzaron siete largos y angustiosos días, de intensos saqueos y luchas desiguales. Las lagunas y brazos del río permitieron a los mayus llegar con rapidez hasta el corazón de la medina. La mezquita aljama fue pasto de las llamas por las flechas incendiarias, al igual que muchos otros edificios.
La gente corría despavorida pero eran alcanzados por las espadas y hachas de
los nórdicos. En una mezquita pequeña, donde se habían reunido unos pocos ancianos para rezar, murieron calcinados y la mezquita casi destruida. Más tarde, una vez reconstruida recibió el nombre de mezquita de los Mártires (masyid ash-shuhadá).
los cautivos a su isla Yazira Qabtal.
¡Por fin las tropas del emir llegaron a Sevilla! Tomaron posiciones en la zona alta del ash-Sharaf (Aljarafe).
A este gran ejército se unió pronto un cuerpo de infantería.
capital del Emirato. Estos contingentes estaban a las órdenes del hombre de confianza del emir, el eunuco Nasr.
a dos millas, en Tablada. En esta zona vasta y llana, el ejército andalusí al mando del general ibn Rustum y los contingentes de Nasr, atacaron por los cuatro costados. Arqueros y lanceros, infantería y caballería marchaban al ritmo de los atabales. Banderas y estandartes con alabanzas a dios, ondeaban en el aire. En frente, los mayus que ya habían desembarcado en masa, agitaban sus espadas y hachas al cielo, cubiertos con cascos que les protegían la nariz y los escudos redondos parecían no temer al ejército oponente. Al grito de “Allah hu Akbar” y “Berserkers” se enfrentaron los valientes guerreros. El campo de Tablada se convirtió en un enmarañado y sangriento campo de muerte. Golpes de sables chocaban unos contra otros, los arqueros hincando sus rodillas oscurecían el cielo con cientos de flechas. Los corpulentos mayus tiraban de los caballos a los soldados del emir. La lucha cuerpo a cuerpo era un esperpento de violencia. Hachas, lanzas, dagas, sables, sangre, polvo, sudor, gritos, rabia, lágrimas, se sucedían sin tregua. En lo más trágico de la batalla ibn Rustum, ordenó a un grupo de su caballería que se interpusiera entre las naves y los normandos.
Los mayus no pudieron refugiarse en sus drakares. Quedaron acorralados. Murieron cerca de 1000 y unos 400 fueron hechos prisioneros, muchos de los cuales fueron ejecutados y exhibidos, tal como era costumbre. La derrota de los mayus fue proclamada por todos los rincones de al-Andalus. Los grandes héroes de esta historia fueron el general ibn Rustum y el eunuco Nasr.
Durante esta travesía de huida, fueron recogiendo a los demás que se encontraban a su paso. La gente de los pueblos costeros del río les tiraraban piedras con hondas desde la orilla, mientras los maldecían y lloraban a sus muertos. Los mayus decidieron entonces negociar con el Emir. Ellos liberarían a los prisioneros a cambio de ropa y víveres, ya que les quedaba un largo camino de regreso al norte. Abd al-Rahman II no se fió y envió a los héroes de la batalla de Tablada a un nuevo combate. Los hombres del norte no se esperaban esta reacción. Desprevenidos, fueron perseguidos y acorralados. En aquella ocasión, el líder de los mayus fue muerto, mientras muchos otros huían hacia sus barcos. Un grupo de los hombres de ibn Rustum lograron abordar unos cuantos bajeles. Las saquearon y las incendiaron. Los drakkar restantes con su tripulación huyeron. Intentaron regresar a Yazira Qabtal, pero fue en vano. Quince embarcaciones andalusíes (sufun) ya los estaban esperando. Enfurecidos partieron en sus temibles barcos hasta la desembocadura del río Odiel, donde se detuvieron en la isla de Saltés. Como represalia, los hombres del norte asaltaron y arrasaron la ciudad de Niebla y otras localidades cercanas. Siguieron las costas del Algarve, arribando nuevamente a Lisboa, donde fueron vistos por última vez…ese año.
llamados dar al-sina´. El emir se ocupó de mandar construir una red de defensa del litoral andalusí. Fue así como las costas de al-Andalus se llenaron de tala´i (atalayas) o torres vigías, ribats(fortalezas costeras) donde vivían monjes-guerreros que llevaban tanto una vida ascética como militar. En la campiña se construyeron qal´a(fortalezas situadas cerca de las grandes ciudades).
Las imponentes alcazabas comenzaron a otear, desde la parte más elevada de las
ciudades para adelantarse al enemigo.
embarcación de mercancía y de guerra, propia de los hombres del norte.
vikingos en España” – A. Machado y
Alvarez , traducción de la obra de Dozy “Recherches” II. Polifemo – Madrid
1987.
vikingos, reyes de los mares” – Yves Cohat- Aguilar Universal – Madrid 1989
poder naval de al-Andalus en la época del Califato Omeya”
Lirola Delgado – Universidad de Granada
– 1993
de Arquitectura hispano-musulmana II
Maldonado – CSIC
Islámica” 712 – 1248 de Jacinto Bosch
Vilá – Universidad de Sevilla
en la Baja Edad Media” – Antonio
Collantes de Terán
Ayuntamiento de Sevilla 1984
Simplemente , llanamente, increiblemente y de hecho te lo dice un demente lúcido, MARAVILLOSO. Sabes que soy un fan incondicional de tu blog.
Decidle a los que quieran comentar al igual que este humilde seguidor, que el perfil deben poner el de Google.
Como comentario añadir solo que los restos del Drakar vikingo son parte de los cimientos del hotel Inglaterra. ¿Bulo o verdad? Como tu bien dices, eso es otra historia. Besos y ¡Felicidades por transportarnos a tu mundo!
Muy interesante, algo había escuchado, todo un descubrimiento.
gracias por el articulo-
Hola Elisa. Me llama la atención la cuestión de los atabales que mencionas en esta frase: "El día de la gran batalla fue el día 11 de noviembre 844, un poco al sur de Sevilla a dos millas, en Tablada. En esta zona vasta y llana, el ejército andalusí al mando del general ibn Rustum y los contingentes de Nasr, atacaron por los cuatro costados. Arqueros y lanceros, infantería y caballería marchaban al ritmo de los atabales." Estoy investigando sobre el tema. ¿Recuerdas tu en qué fuente antigua aparece el registro sobre el uso de estos tambores en la batalla descrita? Saludos desde México.
Damián Báez
Muchas gracias por tan interesante narrativa. No conocía esa parte de la historia andaluza. Saludos desde Chile.
Muchas gracias por tan interesante narrativa. No conocía esa parte de la historia andaluza. Saludos desde Chile.
De Portugal, graciss y saludos lo por tu articulo.