Ibn al-Labbana, el poeta del rey al-Mu´tamid

Ibn al-Labbana – el hijo de la lechera de Denia 

Abu Bakr Muhammad b. ´Isa b.Muhammad al-lajmí ad-Daní, apodado ibn al-Labbana, fue uno de los poetas más importantes del siglo XI en al-Andalus. Perteneció a la prestigiosa corte del rey de Sevilla, al-Mu´tamid, convirtiéndose en su más fiel amigo, en los momentos más difíciles en la vida del soberano. 

¿Quieren concoer su historia?  

«Yo soy como el espejo brillante y sincero, 

y reconozco a la gente de la misma manera, 

que ellos lo hacen conmigo. 

Yo soy como el agua, que muestra su color, 

como aquella que se encuentra debajo.«

Así se describe a sí mismo y define bien esa faceta de su carácter. Abu Bakr nació en Benissa, una antigua alquería, de Denia, Alicante, hacia el primer tercio del siglo XI ( entre el 1031 y 1039) , en el seno de una familia humilde. 

Por aquel entonces Daniya (Denia) era una taifa próspera gracias al comercio marítimo. La gobernaba el emir Muyahid al- ´Amirí, descendiente de eslavo liberto de los hijos de Almanzor. Era un hombre culto, uno de los más eruditos de su tiempo, así como un valiente guerrero. Murió en 1045 y le sucedió su hijo Iqbal al-Dawla, que mantuvo la prosperidad, el poder y el control del Mar Mediterráneo, al tiempo que supo preservar la paz y buenas relaciones con sus vecinos. 

 

El geógrafo ceutí al-Idrissi describió Daniya así: 

» es una villa fortificada por fuertes murallas y una alcazaba de muy difícil acceso. Su situación geográfica le asegura los recursos abundantes provenientes por un lado, de la su agricultura y horticultura muy variada y por otro lado, su flota naval construida en los arsenales y consagrada a la piratería y el comercio. La riqueza hizo de Denia la ciudad más próspera de la región, cuenta con unos 50.000 habitantes. Lo más significativo es que esas riquezas son fuentes de bienestar para toda la sociedad. No hay en al-Andalus gente más rica que sus habitantes, que más saben del arte del comercio, en el dominio de las industrias y de otras formas de comercio y capacidad de ahorro … la ciudad es grande, sus actividades comerciales son múltiples, hay muchos viajeros que se dirigen a ella para hacer sus cosas. Sus habitantes estaban en buena composición y no había en al-Andalus gente más civilizada y rica que ellos … » 

En esta época nació y se crió Abu Bakr. Su padre se llamaba ´Isa y es hasta ahora el único dato que se conoce de él. Es probable que la familia viviera en una alquería, donde su padre trabajaría para una familia noble del linaje lajmí (originarios del Yemen). Puede que su padre muriera a temprana edad, dejando viuda con dos hijos pequeños, Abu Bakr, nuestro poeta y su hermano mayor, Abd al-Aziz. 

La madre de nuestro poeta, se hizo cargo por sí misma de sus hijos. Ejerció la labor de lechera, vendiéndola en el zoco. Ella sola, con el único ingreso de vender leche, le dio una educación a sus dos hijos. Cuando los niños alcanzaron la edad adulta, abd al-Aziz se decidió por el comercio, mientras que Abu Bakr se inclinó por la poesía y la literatura, era un ser vulnerable. Puede que la ausencia del padre, hizo que buscara casi toda su vida, un refugio, un lugar adonde pertenecer. De su físico podemos decir que tenía una estatura baja y más bien delgado.

Hacia 1076 Abu Bakr abandonó Denia para iniciar su vida como poeta andalusí, buscando un mecenas a quien dedicar sus panegíricos. Su primer destino fue Almería, donde gobernaba al-Mu´tasim, también poeta. Era un soberano pacífico, muy erudito rodeado de cortesanos poetas.

La prueba de aptitud para ingresar en la corte de una taifa, solían ser secciones de preguntas y exposición de composiciones muy exigentes, donde los jueces eran los mismos poetas-cortesanos y siempre en presencia del monarca, que tenía la última palabra, a la hora de admitir o no a los candidatos. 

Abu Bakr, inexperto y joven se vio sometido a una serie de preguntas relacionadas con la poesía y la literatura. Mu´tasim presente y en silencio, escuchaba con atención, mientras que Abu Bakr cantaba su composición. El poeta Ibn Haddad, de pronto lo interrumpió acusándolo de plagio. Nuestro poeta se defendió, sin éxito y no fue admitido. Dolido en su dignidad y frustrado siguió su viaje por al-Andalus hasta llegar a la taifa de Badajoz. No sabemos bien cuánto tiempo estuvo viajando y en qué lugares estuvo hasta llegar a la otra punta de al-Andalus. 

Badajoz, imagen de la muralla de la ciudad y estatua de su fundador ibn Marwan

En fecha incierta, (quizá 1078-80) llegó a Badajoz, donde gobernaba ´Umar al-Mutawakkil, de la dinastía de los aftasíes. Al igual que en las demás taifas, la corte estaba compuesta por sabios y poetas, filósofos como ibn as-Sa´id o el poeta ibn Abdún de Évora y donde Abu Bakr sí superó la prueba de aptitud. Durante el tiempo en que vivió en Badajoz, Abu Bakr pasó a ser conocido con el sobrenombre de Ibn al-Labbana, «el hijo de la lechera». El señor de Badajoz, culto y refinado, se mostró generoso con él, valoraba sus poemas, como cuando compuso estos versos elogiando el nuevo caballo del emir. 

» Por Dios que es un auténtico pura sangre,

cuya contemplación gratifica el espíritu. 

Cuando vio que la oscuridad dominaba su piel, 

otorgó a sus cuatro patas el camino recto en forma de cuatralbos. 

Y parece como si en su grupa hubiera bocas sonrientes que 

desearan besar sus patas.» 

Ibn al-Labbana se había convertido en un hombre, que se podía permitir disfrutar de los placeres que le ofrecía la vida y siendo un poeta de la corte, compartió sus placeres con bellas mujeres, le gustaba las fiestas regadas con vino. 

El origen humilde del hijo de la lechera, impidió que pudiera recibir clases de los grandes maestros, que le enseñaran la técnica y composición poética. Sin embargo, su poesía gustaba, porque sus palabras sonaban naturales, espontáneas, frescas, sencillas. A diferencia de los poetas eruditos, que cantaban sus versos llenos de artificio, metáforas y sofisticación. Ibn al-Labbana continuó aprendiendo y madurando su poesía.  

La vida cómoda y placentera que llevaba nuestro poeta, despertó la rivalidad entre algunos poetas de la corte, quienes no dudaron en ponerlo en serios apuros. Uno de ellos,  llamado, Abu l-Hasan al-Ustadh, era el encargado de pagar los sueldos a los poetas, criticó su comportamiento ante el soberano. Ibn al-Labbana se defendió incluso en verso:  

«¿Cómo puedes cometer el pecado de atormentar mi corazón, 

cuando yo no he cometido ningún delito. 

La amistad que siento por ti, no tiene límite, 

pero los abusos de los envidiosos

no han despertado ninguna protesta tuya.»  

Al parecer, lo que hizo caer en desgracia al poeta de Denia, fue un poema en el cual criticaba una decisión de Mutawakkil. Éste montó en cólera y ordenó su destierro. De nada sirvieron sus versos pidiendo clemencia: 

«… he perdido los beneficios de Mutawakkil 

y en ningún lugar de este mundo encontraré similares

Badajoz era mi paraíso y yo he cometido un pecado, 

el mismo que cometió Adam en su día. » 

Abu Bakr reunió sus pertenencias, se dispuso a abandonar Badajoz, no sin antes dedicarle una sátira a su rival. Ibn al-Labbana viajó por al-Andalus hasta que llegó a la taifa de Sevilla, donde gobernaba al-Mu´tamid. 

detalle palacio del Yeso, en el recinto de Real Alcázar de Sevilla

Ibn al-Labbana en la corte del rey al-Mu´tamid de Sevilla 

Cuando llegó a Sevilla era ya un hombre maduro, no se sabe, con certeza, la fecha de su llegada, debió ser entre 1082 y 1085. No podemos asegurar que conociera al poeta Ibn ´Ammar. Entre los cronistas hay un baile de fechas. Lo que sí sabemos, es que en el año 1086 ya formaba parte de la corte, porque participó en la batalla de Zallaqa. 

Otro dato que no está claro, es si ibn al-Labbana llegó directamente a Sevilla o si permaneció un tiempo en Córdoba, como indicó la profesora María Jesús Rubiera. Según su teoría, «el hijo de la lechera», coincidiría en Córdoba con ar-Rashid, hijo de al-Mu´tamid a quien dedicó un poema: 

«Dispongo de la protección de las alas de la noche 

tengo como vehículo al fugaz relámpago, 

y encuentro lo que busco en las manos de ar-Rashid,

hablé con él y hallé una piedra preciosa, 

le miré y vi una estrella, su lengua tiene un frescor

que convierte sus palabras en vino generoso

y en melodioso cante

ante él los guerreros huyen despavoridos

pues es como un león que camina sobre el polvo

brillan en las alturas sus obras literarias 

que son como flores que se abren en los arriates.» 

Sea como fuera, ibn al-Labbana entró en la corte del rey al-Mu´tamid de Sevilla, bien avanzado su reinado. Entre sus visires y secretarios sólo había poetas y hombres de ciencia, siendo el propio rey, el más sobresaliente de los poetas. 

Ibn al-Labbana había encontrado en Sevilla, ese refugio que había buscado desde niño. Ese lugar a donde pertenecer, bajo la familia abbadí. En Sevilla pudo ser quien era, sin ser juzgado. Sentía mucha empatía con el rey y sus hijos, siempre se mostró agradecido. En la corte de Sevilla encontró compañeros con quienes disfrutar del día a día, vivir los placeres entre música, poesía, vino y bellas mujeres. Participaba en las veladas poéticas, donde  expresaba, desde el corazón, rimas sensuales y poemas amorosos. Su esencia seguía siendo la misma, naturalidad y sencillez en sus palabras. 

«Cuántas veces visité en su alcoba 

a la dama envelada 

oculto entre las tinieblas de la noche 

la estreché junto a mi corazón 

hasta que sentí 

que las joyas se quebraban.» 

En el siguiente, describe los lunares de su amada: 

«Levantó sus ojos hacia las estrellas 

y las estrellas, admiradas de tanta hermosura 

perdieron pie se le fueron cayendo en la mejilla, 

donde, por envidia, las he visto ennegrecerse.» 

Cuentan los cronistas que en una ocasión, después de una fiesta en el palacio, el rey al-Mu´tamid le hizo llegar a la casa de ibn al-Labbana una redoma llena de vino, una copa de cristal y un poema, que decía así:

«… de noche te llegó el vino vestido de día, 

con luz y túnica de vidrieras. 

Es como Júpiter, ceñido por Marte, 

cuando el agua lo envuelve en fuego. 

Son contrarios, pero unidos, inseparables. 

Los presentes se maravillas

¿Es agua clara o claridad estelar?»  

Entre al-Mu´tamid e ibn al-Labbana se fue fraguando una amistad, basada en la fidelidad y la sinceridad. Ambos tenían en común, un gran sentido del humor y la poesía como fuente de inspiración para la vida. Ambos compartían, como la inmensa mayoría de las cortes taifas, los placeres mundanos. Este fragmento de un largo poemas es un ejemplo: 

» … era un país iluminado de antorchas, 

iluminadas por el fuego del espíritu, 

y jardines elevados 

a la sombra de árboles inmensos, 

que se extiende en la orilla del su río,

como un collar de perlas, que adorna su cuello … 

 

… en las dos orillas me deleité 

de un licor en compañía de bellezas, 

que mucho antes que el vino, 

me habían embriagado. 

 

En sus densos bosques compuse

canciones y poemas muy apreciados.

Cuántas veces navegué yo entre sus orillas

hacia la belleza o el amor 

incluso parando para admirarlos. 

Cuántas veces me uní al khalidj (1),

donde los bebedores disfrutaron

de la relajación y el descanso 

y Gharusat (2) y sus tiernas viñas llenas de frescura …»  

Nota:(1) khalidj es el nombre del canal que atravesaba El Cairo. 

Estos fragmentos nos ofrecen mucha información sobre la forma de vida de ibn al-Labbana y sobre la ciudad de Sevilla, siendo «Gharusat» (2) un lugar en los alrededores de la ciudad. 

La amistad entre ambos se estrechó a raíz de las graves consecuencias ocurridas en al-Andalus, el 25 de Mayo de 1085, cuando el rey Alfonso VI tomó Toledo. Al-Andalus se descompuso por el centro. La reacción de al-Mu´tamid y los demás reyes taifas, fue la de unirse para defenderse de la fuerte presión cristiana. Después de muchos intercambios de cartas, reuniones, discusiones y dudas, el rey al-Mu´tamid encabezó una embajada a Aghmat, en el Magreb, para entrevistarse con el emir almorávide Yusuf ibn Tashufin.

Los almorávides eran un movimiento, que aglutinaba a las tribus beréberes del sur del Magreb, que seguían la doctrina de su líder espiritual ibn Yasin. Éste defendía la ortodoxia del Islam, creó el ribat, que eran conventos-fortalezas, donde se formaban y congregaban los monje-soldado. De ahí procede su nombre, almorávides, del árabe «murabitun», es decir, los hombres del ribat. 

La embajada andalusí se realizó con el fin de solicitar ayuda militar para frenar a los leoneses. al-Mu´tamid regresó con un acuerdo bajo el brazo y así en Octubre del año 1086 un gran ejército aliado andalusí/almorávide se encaminó hacia Zallaqa, una planicie en las afueras de Badajoz, donde cristianos y musulmanes montaron sus respectivos campamentos. 

La vanguardia del contingente andalusí, lo componía el ejército de Sevilla dirigido por al-Mu´tamid y junto a él ibn al-Labbana. Alfonso VI incumpliendo el acuerdo del día de la batalla, atacó el campamento andalusí al alba del viernes. Se produjo un revuelo, gritos, corridas, relinchos de caballos y enseguida se escucharon golpes de acero chocando en el aire entre el rocío de la mañana y el polvo que levantaban los cascos de los caballos. La batalla de Zallaqa se prolongó a lo largo de todo el día. Los andalusíes salieron victoriosos. Estos versos los escribió ibn al-Labbana al regreso de la batalla:

«no había entre tus manos

durante la batalla más que yo, 

los sables y las lanzas 

que se rompían contras las armaduras.» 

Esta victoria dio un respiro a al-Andalus y frenó en seco el avance de Alfonso VI, al menos durante un tiempo. Yusuf ibn Tashufin regresó al Magreb y las veladas poéticas se retomaron en el palacio de al-Mu´tamid. Los días que siguieron a la batalla el rey no apareció en las reuniones y así lo escribió nuestro poeta: 

«Deseo verte allí donde brota la generosidad 

como yo te he visto donde brota la sangre, 

recogí la muerte en el campo de batalla 

pero aquí estoy triste en el jardín de la generosidad.»

Unos años después, en el 1089, se produjo la segunda llamada de auxilio a los almorávides a raíz de la toma, por parte de una guarnición cristiana, del castillo de Aledo en Murcia, que era territorio del rey al-Mu´tamid. Yusuf ibn Tashufin volvió a cruzar el Estrecho, una vez más los ejércitos andalusíes se aliaron, un inmenso campamento sitió el castillo rocoso e inexpugnable de Aledo. Cada día lo atacaron con almajaneques, flechas incendiarias y otros artefactos, sin éxito. El sitio se prolongó y la situación se hizo insostenible. Yusuf fue testigo de la desunión de los soberanos taifas, cansado, decidió levantar su campamento y se marchó de vuelta al Magreb, con una idea barruntando en su cabeza. 

En la corte de Sevilla se respiraba tensión, el fracaso de Aledo y la mala imagen que se había llevado el almorávide preocupaba al rey. Mientras tanto, en el Magreb, en la ciudad de Aghmat, muy cerca de la recién fundada Marraquech, ibn Tashufin recibía la legitimidad para derrocar a los reyes taifa en defensa del Islam. Por lo que en el año 1090, tres grandes ejércitos cruzaron el Estrecho, por tercera vez y sin ser llamados. 

Málaga, Granada, Almería y otras ciudades, villas, alquerías, castillos y atalayas fueron cayendo, una a una, en poder de los almorávides. Los reyes se rindieron sin prestar resistencia para salvar sus vidas. Al-Mu´tamid sabía que sería el siguiente. Córdoba estaba sitiada, ya había caído Carmona y un ejército se encaminaba a la ciudad. En el palacio de al-Mubarak, donde reinaba la poesía, en aquellos momentos, se respiraba tensión. «¿Qué hacemos?» le preguntaban al rey. Después de muchas discusiones, reflexiones y dudas, al-Mu´tamid decidió luchar. No estaba dispuesto a entregar su reino sin presentar batalla. Ibn al-Labbana estuvo junto a él en todo momento, durante el interminable sitio y sobre todo los últimos seis días. El poeta de Denia luchó junto a él, cuando una minoría traidora abrió una brecha en la muralla, dejando entrar a un grupo de soldados almorávides. Éstos fueron forzados a replegarse.

El sexto día, ibn al-Labbana participó en la última batalla, una batalla desigual. Fue una lucha cuerpo a cuerpo, brutal, sangrienta. Hubo carreras, cascos de caballos, relinches, gritos, golpes de sables, impactos de lanzas en los cuerpos, que fueron cubriendo la tierra de sangre, flechas incendiarias, que provocaban el pavor entre la población, dagas, estertores, hasta que al-Mu´tamid en medio de la locura, se giró y vio a su hijo Malik caer muerto junto a él. El corazón del rey se terminó de desgarrar y fue ahí cuando se dio cuenta que todo era inútil. Decidió rendirse. Ibn al-Labbana fue testigo de todo lo ocurrido.

muelle de la Sal, lugar donde se supone que estaría el puerto de Sevilla hacia el siglo XI

El siguiente poema comprende 58 versos, llenos de dolor, recuerdos e incertidumbre, describiendo el día de la partida hacia el destierro del rey al-Mu´tamid y gran parte de su familia. Debido a la extensión del poema entero, les ofrezco algunos fragmentos: 

«Mañana y tarde con sus nubes lloran los cielos a los ínclitos señores,

a los hijos de Abbad esclarecidos; a los montes altísimos que hoy tienen

demolidos los hondos fundamentos en los que un día se apoyara el mundo…

 

Vacía está la casa generosa. Huésped, ensilla tu montura, allega

-sostén de tu camino- los relieves. 

Parte, nómada, tú que en este valle quisiste alzar tu rienda. Ya no es tiempo: 

las gentes huyen y la mies se agota. 

Y tú, jinete, que montaste un día caballos que piafaban orgullosos

en filas a la guerra aparejadas, depón las armas y el acero deja, 

porque has amanecido entre las fauces 

del más fiero león, del más terrible…. 

 

… Cuanto les fue sagrado defendieron hasta caer vencidos,

y hoy los llevan amarrados, en fila, a dura soga,

A lomo de luceros cabalgan, 

y hoy encima los llevan de grilletes, 

sólo por negros al corcel iguales. 

De sus blancas gargantas arrancaron 

los petos de sus fieras armaduras

y en cepos de sus cuellos los convierten…

 

…Jamás olvidaré la amanecida

junto al Guadalquivir, cuando en las naves

estaban como muertos en sus fosas.

La gente se apretaba en las riberas

mirando aquellas perlas que flotaban

sobre los blancos lechos de la espuma.

Descuidadas las vírgenes, los velos

destapaban los rostros, que

más que los mantos el dolor rasgaba.

Cuando llegó el momento,

¡Qué tumulto de adioses!

¡Qué clamor el que a porfía

las doncellas lanzaban y galanes!

Partieron, con sollozos, los bajeles,

como la caravana perezosa

que arrea con su canto el camellero.

¡Ay, Cuánto llanto se llevaba el agua!

¡Ay, cuántos corazones se iban rotos

en aquellas galeras insensibles! …

 

… ¿dónde está Mutamid, el generoso para ofrecer a los anfitriones

alojamiento y agua?

¿dónde brillará el resplandor de ar-Rashid (1), el guía supremo, 

quién encenderá para iluminarme 

mi camino en esta noche de extravío? 

¿dónde encontraré la protección de al-Mu´tadd (2), 

para quedarme allí y disfrutar de sus beneficios? 

Yo viví entre hombres nobles y generosos, 

como entre montañas y jardines … 

 

… todos los que quedamos aquí, 

desde vuestra partida, 

la vida se volvió difícil 

Para mí, sólo conozco dolor y angustia. … »  

 

nota: (1) y (2) Ar-Rashid y al-Mu´tadd eran hijos del rey al-Mu´tamid. 

Los navíos atravesaron el Estrecho, al-Mu´tamid y su familia, llegaron al puerto de Tánger, prosiguieron en una incómoda caravana hasta Meknès, para luego continuar un penoso camino hasta Aghmat, al sur de Marraquech. Allí fue encarcelado el rey, mientras su familia hubo de buscarse la forma de sobrevivir, casi en la indigencia. Mientras tanto, en Sevilla ibn al-Labbana, seguía aún aturdido por lo ocurrido: 

» El mundo es ahora demasiado estrecho para mi, 

soy como la muñeca en un brazalete 

te lloré hasta que la tristeza se quedó en mí, 

hasta que ya no quedaron lágrimas, ni sangre que derramar. «

El siguiente fragmento de poema, lo escribe ibn al-Labbana, en respuesta a otro recibido del rey desde el destierro: 

» … y sin ti el alba y el crepúsculo 

en el horizonte se confunden. 

Perdiéndote, he perdido mi prado. 

El agua ya no calma, la sombra no protege, 

la tierra a pesar de su manto olvidó su antigua fertilidad. 

Y yo, yo no soy nadie.

Ni flores tiene el jardín, ni estrellas brillan en el firmamento

Dios bendiga los tiempos, 

donde las nubes llevaban agua generosa 

y tu saciabas nuestra sed …»  

Ibn al-Labbana en Aghmat 

Ibn al-Labbana no tardó en ir a visitar a su antiguo señor. Se embarcó en un largo viaje hasta el sur del Magreb, movido por el ansia de volver a ver a su amigo al-Mu´tamid. Es en estos momentos, cuando ibn al-Labbana alcanzó su máxima calidad poética, en poemas,  escritos desde el corazón, llenos de dolor, de gratitud, donde vuelca sus miedos, la nostalgia por los tiempos felices, lamentando la desgracia. Son poemas que despierta la ternura y nos llegan a poner en lugar del poeta. Cuando ibn al-Labbana llegó a Aghmat y vio en el estado en que se encontraba al-Mu´tamid se le rompió el corazón. 

» … más, puedo olvidar todo, menos 

los sinuosos grilletes que se le aferraban … » 

Después de permanecer una temporada en Aghmat, ibn al-Labbana preparaba su regreso, cuando ocurrió esta anécdota. Dejo que sea el propio ibn al-Labbana quien la relate: 

«Estaba en compañía de al-Mu´tamid en Aghmat. Cuando estaba a punto de irme, él arregló de mil maneras reunir todo lo que tenía, a saber, veinte mithqal almorávide y dos piezas de tela y me las envió por su hijo ash-Sharaf, el más distinguido de sus hijos, pero también el más discreto, porque era un hombre tímido, ansioso sobre todo por profundizar su conocimiento literario, a adquirir rápidamente los mejores libros, copias colecciones de poesía con una letra tal, como la albahaca en flor. En esta ocasión compuso (el rey al-Mu´tamid) algunos versos que incluyen este pareado: 

«Recibe este pequeño obsequio 

de la mano de un prisionero

y si estuvieras satisfecho 

mostrarías verdadera gratitud 

por lo tanto acepta lo que causa vergüenza a la muerte, 

incluso si la pobreza es la causa …» 

Por supuesto, rechacé estos regalos y le respondí con estos versos: 

» Es una cuestión de lealtad … 

… el viaje que hice nunca lo hice con fines de lucro

Dios me preserve de semejante cosa! 

Una lluvia de agradecimiento, por los favores otorgados, 

el que los merece no tiene mérito, eres djadhima, (1)

y el destino es muy traicionero, 

en cuanto a mí, no puedo hacer menos que Qas´ir. (2)

tu que me pusiste una sombra fresca 

para suavizar la ola de calor, 

conozco tus méritos mejor que tú, 

rica es tu alma, 

incluso si las vicisitudes de la pobreza 

son una afrenta a tus manos generosas …. «

 

nota:(1) y (2).  Según la tradición, Djadhima, era un rey que gobernaba Siria e Irak hacia el siglo III a.C., tenía un liberto llamado Qas´ir. Éste por fidelidad a su rey se hizo cortar la nariz. De ahí que ibn al-Labbana empleara este paralelismo entre estos dos personajes.  

Los cronistas sitúan a ibn al-Labbana en el año 1094 en Almería, donde daba clases de literatura y se dedicó a escribir al menos tres libros sobre la historia de la dinastía abbadí y sobre la poesía del rey al-Mu´tamid. Lamentablemente no se sabe nada acerca del paradero de esos valiosos libros (ver nota) … 

Los intercambios de poemas no cesaban entre los amigos, hasta que un día del mes de Octubre de año 1095 el rey al-Mu´tamid murió en su celda de Aghmat. La noticia destrozó a ibn al-Labbana, estos son algunos versos de un largo poema: 

«Todo tiene un final, así es el destino 

la fortuna inmersa 

en los colores cambiantes del camaleón.

Entre sus manos, no somos más que las piezas de ajedrez, 

donde, a veces, el peón triunfa por encima del rey. 

Abandona el mundo y sus encantos, 

porque el país se ha despoblado

y todos sus habitantes han muerto

Dile a la gente de este mundo, a los de allí abajo, 

que en la villa de Aghmat 

se esconde el corazón puro del mundo celestial …

Ibn al-Labbana en la corte de Mallorca 

Ibn al-Labbana tenía unos 50 años, cuando decidió intentar suerte en Bugía, Algeria, donde gobernaba Izz al-Dawla, quien no le pudo ofrecer gran cosa a nuestro poeta.  Regresó a la Península y en el año 1096 llegó a Mallorca, donde gobernaba Mubassir ibn Sulayman, Nasir ad-Dawla, Era éste el único principado taifa, que se mantuvo independiente del imperio almorávide.

«es un país que toma prestado de la paloma su collar 

y del pavo real sus plumas para tejer su túnica. 

Y créeme, sus corrientes recuerdan a un licor 

y los patios de sus casas son como copas llenas.» 

Ibn al-Labbana entró en la corte con la mejor carta de presentación y se convirtió en el perfecto poeta oficial. Compuso poemas de elogio al señor de Mallorca, llenos de color y de calidad, pero vacíos de emoción. Para entonces, dominaba la técnica, sin embargo, ya las palabras no salían del corazón. 

El siguiente fragmento es de un poema dedicado al emir, que describe la fiesta de Nayrouz (año nuevo) una de las festividades celebradas en al-Andalus.  

«El amor, que estaba apagado, 

volvió a ella, cuando los pájaros

rompieron a cantar y lloró. 

Las gotas de rocío la había mojado 

y sacudía sus plumas 

como si fuesen un chal de brocado … 

Estos versos son fragmentos de otro largo poema escrito con motivo de la misma fiesta de Nayrouz (año nuevo).  

» Si aún tuviese el vigor de mi juventud, 

no dejaría pasar el día de Nayrouz, 

sin beber hasta el amanecer … 

 

… es un día en el que juegan las muchachas 

y se contonean como las ramas

bajo el soplo de la brisa, cuando se sientan, 

parecen colinas sobre tierra húmeda, 

cuando caminan, arrastran largas colas, 

son, a la vez, cultivadas y silvestres, 

sus rostros son, a la vez, serios y alegres

silenciosas, en su interior 

hay una voz que habla y grita por ellas, 

cada una tiene un cumplido caballero 

como servidor, de rostro vergonzoso 

y corazón desvergonzado

no tienen miedo a las heridas del combate 

pero las miradas hieren sus rostros

la espada es fuego, la lóriga, agua,

entre los dos extremos, está el acuerdo. «

Otra fiesta que se festejaba en al-Andalus era el Mihrayán, el solsticio de verano, aprovechó ibn al-Labbana este poema para elogiar la flota mallorquina: 

«¡Bienvenido sea el día de al-Mihrayan! 

Como tú lo celebras, es un día lleno de esplendor! 

Sobre la bahía hay una flota tan numerosa como sus aguas

¡Ambas son desbordantes! 

Vuelan las hijas de la mar, las naves, 

sus plumas son como las del cuervo, 

pero en realidad son halcones, 

van los hijos de la guerra sobre las naves que corren 

como corceles ganadores …

… yo no imaginaba antes de verlas 

que los barcos pudiesen ser feroces leones

agitan los remos hacia ti, 

como pestañas de un ojo 

que parpadea ante el espía indiscreto

o como los cálamos del escriba real 

que traza sus alargados rasgos sobre el papel. 

Así fueron transcurriendo los años de nuestro poeta de Denia en Mallorca, mientras se hacía mayor. A pesar de su tristeza, de todas las experiencias que le tocaron vivir, encontró la forma de disfrutar de los placeres de la vida. En una isla, donde todo se sabe y se conocen, donde es difícil salir de sus límites, allí ibn al-Labbana encontró sus rivales.  Un sector de la corte no veía con buenos ojos su comportamiento alejado de la religión. Comenzaron así las acusaciones ante el emir, de no ser un buen musulmán. Una vez más, ibn al-Labbana parecía revivir sus peores momentos en Badajoz, se defendió de sus enemigos. Sin embargo, éstos más poderosos que él, provocaron que el señor de Mallorca no le pagara más por sus bellas poesías e incluso le prohibió presentarse ante él. ¿Qué podía hacer? ¿Adónde podía ir? Sin embargo, no le quedó más remedio, ya que, al parecer, peligró su vida. En aquellos momentos de incertidumbre escribió: 

«Digo ¡Hola! , pero es un adiós. 

me quiero engañar pero es inútil

yo tranquilizo a mi corazón, 

dejándole creer que logrará sus deseos, 

pero no se tranquiliza … 

Decidido a marcharse le dedicó un último poema a Mubassir, que termina así: 

» la lluvia suave que cae en el río 

termina siendo torrente 

mis enemigos prendieron fuego

en el que debía arder, pero me salvé 

igual que Abraham, huyo

aunque Mallorca se convirtiese en Egipto 

y tus dones en el Nilo. 

No sabemos qué ocurrió, pero no pudo irse cuando quiso. No sabemos, si debió esperar un barco o el mar estaba revuelto, la cuestión es que ibn al-Labbana cercano a los 70 años, no tomó ningún barco ni se fue a ningún lado, porque la muerte lo sorprendió en el año 1114, mientras buscaba la posibilidad de salir de Mallorca. El amigo poeta del rey al-Mu´tamid, el más fiel y sincero, logró descansar, después de tantos viajes y batallas. El hijo de la lechera, un gran poeta, fue enterrado en Mallorca junto a otro poeta siciliano Abu l-Arab as-Siqilí. 

Aquí tienen el mapa del recorrido de los viajes que realizó ibn al-Labbana a lo largo de su vida, desde su lugar de nacimiento en Benissa, Denia hasta su muerte en Mallorca. 

 

BIBLIOGRAFÍA: 

– Ibn al-Labbana, le symbole de l´amitié. Hamdane Hadjadji, texte bilingue, Ed. Albouraq

– La vie litteraire a Sevilla au XI siècle, Salah Khalis, SNED, Editions Nationales Algeriennes

– La literatura árabe de al-Andalus, Teresa Garulo, Ed. Hiperión 

– Al-Mu´tamid ibn ´Abbad, Poesías antología bilingüe, María Jesús Rubiera Mata, Instituto Hispano-árabe de Cultura, Madrid 1987 

– La cultura en el reino taifa de Badajoz ibn ´Abdun de Évora, María José Rebollo Ávalos, Colección Historia, Diputación Provincial de Badajoz

– Al-Mu´tamid y los Abbadíes, Pilar Lirola Delgado, Fundación Ibn Tufayl de Estudios Árabes

– Esplendor de al-Andalus, Henri Pérès, libros Hiperión 

– Los Reinos de Taifas y las invasiones magrebíes, María Jesús Viguera Molins, colecciones MAPFRE 1492 

– La corporación de los poetas en la España musulmana, Rafael Alcocer, Ed. Hiperión 

– «El poeta ibn al-Labbana de Denia en Mallorca», María Jesús Rubiera de Epalza. Bolletí de la Societat Arqueológica Juliana, 1983. Any XCIX – nº837 -TOM XXXIX, Monti-Sion, 9 – Palma de Mallorca

– Papers de Benissa: Quaderns de Cultura Benissenca. «Un benissero ilustre: el poeta ibn al-Labbana», María Jesús Rubiera de Epalza. Nov. 1984 nº extra. Ayuntamiento de Benissa

– Biblioteca de al-Andalus, tomo V, entrada ibn al-Labbana, Fundación Ibn Tufayl de estudios Árabes 

– Poemas arabigoandaluces, Emilio García Gómez, Colección Austral, Ed. Espasa Calpe, Mad. 1982 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Elisa Simón

Soy argentina y vivo en España, desde que llegué me cautivó su historia andalusí. Desde entonces leo, estudio y aprendo cada día acerca de este fascinante período de la historia.

1 Comment

Leave a Reply

Your email address will not be published.

 

 

Síguenos en las redes sociales

[icon type=»fa-facebook» size=»icon-3x» url=»https://www.facebook.com/DeAlAndalusASefarad/» box=»true»] [icon type=»fa-instagram» size=»icon-3x» url=»https://www.instagram.com/dealandalusa/?hl=es» box=»true»] [icon type=»fa-youtube» size=»icon-3x» url=»https://www.youtube.com/channel/UCZwTW11Pm0qRpRC1D89Yi_g» box=»true»]